jueves, 3 de septiembre de 2009

Aragorn y Éowyn

Cuando Aragorn llegaba al pabellón que compartiría esa noche con Legolas y Gimli, donde sus compañeros ya habían entrado, la Dama Éowyn lo siguió y lo llamó. Aragorn se volvió y la vio, una luz en la noche, pues iba vestida de blanco; pero tenía fuego en la mirada.
-¡Aragorn! -le dijo- ¿por qué queréis tomar ese camino funesto?
-Porque he de hacerlo -fue la respuesta-. Sólo así veo alguna esperanza de cumplir mi cometido en la guerra contra Sauron. No elijo los caminos del peligro, Éowyn. Si escuchara la llamada de mi corazón, estaría a esta hora en el lejano Norte, paseando por el hermoso valle de Rivendel.
Ella permaneció en silencio un momento, como si pensara el significado de aquellas palabras. Luego, de improviso, puso una mano en el hombro de Aragorn.
-Sois un señor austero e inflexible -dijo-; así es como los hombres conquistan la gloria. -Hizo una pausa.- Señor -prosiguió-, si tenéis que partir, dejad que os siga. Estoy cansada de esconderme en las colinas, y deseo afrontar el peligro y la batalla.
-Vuestro deber está aquí entre los vuestros -respondió Aragorn.
-Demasiado he oído hablar de deber -exclamó ella-. Pero ¿no soy por ventura de la Casa de Eorl, una virgen guerrera y no una nodriza seca? Ya bastante he esperado con las rodillas flojas. Si ahora no me tiemblan, parece, ¿no puedo vivir mi vida como yo lo deseo?
-Pocos pueden hacerlo con honra -respondió Aragorn-. Pero en cuanto a vos, señora: ¿no habéis aceptado la tarea de gobernar al pueblo hasta el regreso del Señor? Si no os hubieran elegido, habrían nombrado a algún mariscal o capitán, y no podría abandonar el cargo, estuviese o no cansado de él.
-¿Siempre seré yo la elegida? -replicó ella amargamente-. ¿Siempre tendré yo que quedarme en casa cuando los Jinetes parten, dedicada a pequeños menesteres mientras ellos conquistan la gloria, para que al regresar encuentren lecho y alimento?
-Quizá no esté lejano el día en que nadie regrese -dijo Aragorn-. Entonces ese valor sin gloria será muy necesario, pues ya nadie recordará las hazañas de los últimos defensores. Las hazañas no son menos valerosas porque nadie las alabe.
Y ella respondió: -Todas vuestras palabras significan una sola cosa: Eres una mujer, y tu misión está en el hogar. Sin embargo, cuando los hombres hayan muerto con honor en la batalla, se te permitirá quemar la casa e inmolarte con ella, puesto que ya no la necesitarán. Pero soy de la Casa de Eorl, no una mujer de servicio. Sé montar a caballo y esgrimir una espada, y no temo el sufrimiento ni la muerte.
-¿A qué teméis, señora? -le preguntó Aragorn.
-A una jaula. A vivir encerrada detrás de los barrotes, hasta que la costumbre y la vejez acepten el cautiverio, y la posibilidad y aun el deseo de llevar a cabo grandes hazañas se hayan perdido para siempre.
-Y a mí me aconsejabais no aventurarme por el camino que he elegido, porque es peligroso.
-Es el consejo que una persona puede darle a otra -dijo ella-. No os pido, sin embargo que huyáis del peligro, sino que vayáis a combatir donde vuestra espada puede conquistar la fama y la victoria. No me gustaría saber que algo tan noble y tan excelso ha sido derrochado en vano.
-Ni tampoco a mí -replicó Aragorn-. Por eso, señora, os digo: ¡Quedaos! Pues nada tenéis que hacer en el Sur.
-Tampoco los que os acompañan tienen nada que hacer allí. Os siguen porque no quieren separarse de vos... porque os aman. -Y dando media vuelta Éowyn se alejó desvaneciéndose en la noche.

1 comentario:

Il Dottore dijo...

Hola:
Gracias por seguir mi blog. El tuyo es genial.
Yo tengo un póster de la primera película, me gustan las 3, mi favorita es la segunda y también tengo el videojuego, reconozco que los libros son sublimes y eso que nunca di acabado de leer ninguno, pero hubo un día en que empecé pero no acabe.