sábado, 28 de agosto de 2010

La Naranja Mecánica

“De modo que tuve que subir por la escalera los diez pisos. Lo hice maldiciendo y jadeando, cansado del cuerpo ya que no del cerebro. Esa noche necesitaba urgentemente oír música, quizás a causa de la débochca que había cantado en el Korova. Quería darme un atracón, hermanos míos, antes de que me sellaran el pasaporte en la frontera del sueño y levantaran el schesto rayado para dejarme pasar .

Abrí la puerta del 10-8 con mi propio quiluchito, y en nuestro malenco refugio no se oía nada, pues pe y eme estaban en el país de los sueños, y eme me había dejado sobre la mesa una cena malenca -un par de lonticos de carne y un pedazo o dos de klebo y manteca, y un vaso del viejo moloco. Jo jo jo, el viejo moloco, sin cuchillos ni synthemesco ni dencrom. Hermanos míos, qué perversa me parecerá desde ahora la inocente leche. De todos modos comí y bebí vorazmente, pues estaba más hambriento de lo que había creído. Fui a mi cuartito o madriguera, mientras comenzaba a aflojarme los platis. Aquí estaban mi cama y mi estéreo, orgullo de mi chisna, y los discos en el estante, y las banderas y gallardetes sobre la pared, que eran como recuerdos de mi vida en los correccionales desde los once años, oh hermanos míos, cada uno brillando y resplandeciendo con un nombre o un número: SUR 4; DIVISIÓN AZUL METRO CORSKOL; LOS MUCHACHOS DE ALFA.

Los pequeños altavoces de mi estéreo estaban todos dispuestos alrededor del cuarto, en el techo, las paredes, el suelo, de modo que cuando me acostaba en la cama para slusar la música, estaba como envuelto y rodeado por la orquesta. Lo que primero deseaba escuchar esa noche era el nuevo concierto para violín, del norteamericano Geoffrey Plautus, tocado por Odiseo Choerilos con la Filarmónica de Macon (Georgia), de modo que lo saqué del estante, conecté y esperé, y entonces, hermanos, llegó la cosa. Oh, qué celestial felicidad. Estaba totalmente nago mirando el techo, la golová sobre las rucas, encima de la almohada, los glasos cerrados, la rota abierta en éxtasis, slusando esas gratas sonoridades. Oh, era suntuoso, y la suntuosidad hecha carne. Los trombones crujían como láminas de oro bajo mi cama, y detrás de mi golová las trompetas lanzaban lenguas de plata, y al Iado de la puerta los timbales me asaltaban las tripas y brotaban otra vez como un trueno de caramelo. Oh, era una maravilla de maravillas. Y entonces, como un ave de hilos entretejidos del más raro metal celeste, o un vino de plata que flotaba en una nave del espacio, perdida toda gravedad, llegó el solo de violín imponiéndose a las otras cuerdas, y alzó como una jaula de seda alrededor de mi cama. Aquí entraron la flauta y el oboe, como gusanos platinados, en el espeso tejido de plata y oro. Yo volaba poseído por mi propio éxtasis, oh hermanos. Pe y eme en el dormitorio, al Iado, habían aprendido ahora a no clopar la pared quejándose de lo que ellos llamaban ruido. Yo les había enseñado. Ahora tomaban píldoras para dormir. Tal vez advertidos de la alegría que yo obtenía de mi música nocturna, ya las habían tomado. Mientras slusaba, los glasos firmemente cerrados en el éxtasis que era mejor que cualquier Bogo de synthemesco, entreví maravillosas imágenes. Y cuando la música, que tenía un solo movimiento, llegó a su total culminación, yo, tendido en mi cama con los glasos bien apretados y las rucas tras la golová, sentí que me quebraba, y spataba, y exclamaba aaaaah, abrumado por el éxtasis. Y así la bella música se deslizó hacia el final resplandeciente."

Anthony Burgess.

La Naranja de Kubrick es una fábula; la de Burgess es una novela.

“Publiqué la novela A Clockwork Orange en 1962, lapso que debería haber bastado para borrarla de la memoria literaria del mundo. Sin embargo se resiste a ser borrada, y de esto la versión cinematográfica de Stanley Kubrick es la principal responsable. Desgraciadamente mi pequeño libelo atrajo a muchos porque despedía los miasmas del pecado original como un cartón de huevos podridos. Parece mojigato e ingenuo negar que mi intención al escribir la novela era excitar las peores inclinaciones de mis lectores. De buena gana la repudiaría por diferentes razones, pero eso no está permitido. Es altamente probable que sobreviva, mientras que otras obras mías que valoro más muerden el polvo. Esta no es una experiencia inusual para los artistas. Rachmaninoff solía lamentarse de que se le conociera principalmente por un Preludio en Do menor sostenido que compuso en la adolescencia, mientras que sus obras de madurez no entraban nunca en los programas. Los niños afilan sus dientes pianísticos en un Minueto en Sol que Beethoven compuso sólo para poder detestarlo. Tendré que seguir viviendo con La naranja mecánica, y eso significa que me liga a ella un cierto deber de autor. Tengo un deber muy especial hacia ella en los Estados Unidos, y será mejor que explique en qué consiste.

El libro que se publicó en Nueva York sólo tenía veinte capítulos. El editor insistió en eliminar el veintiuno. Naturalmente, yo podía haberme opuesto y llevar mi libro a otra parte, pero se consideraba que él estaba siendo caritativo al aceptar mi trabajo y que cualquier otro editor de Nueva York o Boston rechazaría el manuscrito sin contemplaciones. En 1961 necesitaba dinero, aun la miseria que me ofrecían como anticipo, y si la condición para que aceptasen el libro significaba también su truncamiento, que así fuera. Por tanto hay una profunda diferencia entre La naranja mecánica que es conocida en Gran Bretaña y el volumen algo más delgado que lleva el mismo título en los Estados Unidos de América. Pero ¿qué ocurría en ese vigésimo primer capítulo? Ahora tienen la oportunidad de averiguarlo. En resumen, mi joven criminal protagonista crece unos años. La violencia acaba por aburrirlo y reconoce que es mejor emplear la energía humana en la creación que en la destrucción. La violencia sin sentido es una prerrogativa de la juventud; rebosa energía pero le falta talento constructivo. Su dinamismo se ve forzado a manifestarse destrozando cabinas telefónicas, descarrilando trenes, robando coches y luego estrellándolos y, por supuesto, en la mucho más satisfactoria actividad de destruir seres humanos. Sin embargo, llega un momento en que la violencia se convierte en algo juvenil y aburrido. Es la réplica de los estúpidos y los ignorantes. Mi joven rufián siente de pronto, como una revelación, la necesidad de hacer algo en la vida, casarse, engendrar hijos, mantener la naranja del mundo girando en las rucas de Bogo, o manos de Dios, y quizás incluso crear algo, música por ejemplo. Después de todo Mozart y Mendelssohn compusieron una música celestial en la adolescencia o nadsat, mientras que lo único que hacía mi héroe era rasrecear y el viejo unodós-unodós. Es con una especie de vergüenza que este joven que está creciendo mira ese pasado de destrucción. Desea un futuro distinto.

Los lectores del capítulo veintiuno deben decidir por sí mismos si mejora el libro que presumiblemente conocen o realmente se trata de un miembro prescindible. Mi intención era que el libro concluyese de esta manera, pero tal vez mi juicio estético no era correcto. Los escritores raras veces son sus mejores críticos, y tampoco son críticos. Quod scripsi
scripsi, dijo Poncio Pilatos cuando hizo a Jesucristo rey de los judíos. «Lo que he escrito, escrito está». Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo. Con lo que el doctor Johnson llamaba fría indiferencia expondré lo escrito al juicio de ese 0,00000001 de la población norteamericana al que le importan esas cuestiones. Coman esta porción dulce o escúpanla. Son libres."

Anthony Burgess

jueves, 26 de agosto de 2010

Español-Nadsat

A

Adolescente: nadsat
Alegría: radosto
Alimento: pischa
Almohada: poduchca
Agarrar: scvatar
Agujero: yama
Amor: carola
Amigo: drugo
Anciana: bábuchca, sumca
Arañar: scraicar
Arma de fuego: puschca
Arrogante: nadmeño
Arrojar: brosar
Aterrorizado: spugo
Atrapar: lovetar
Atrasar: chilumpear
Azúcar: sacarro

B

Barrera: schesto
Bastardo: brachno, sodo
Beber: pitear
Bebida: fuegodoro
Biblioteca: biblio
Bien: dobo, joroschó
Boca: rota
Bolsillo: carmano
Borracho: pianitso
Borrar: osuchar
Botón: nopca
Bruto: chovelo

C

Cabello: boloso, gloria
Cabeza: golová, gulivera, quijotera
Cadena: usy
Calzoncillos: niznos
Caminar: gular
Campanilla: colocolo
Canción: warble
Cara: litso
Cárcel: staja
Casa: domo
Casco: schlemo
Cigarrillo: cancrillo
Cine: siny
Cintura: talla
Cerebro: mosco, rasudoque
Comer: munchar
Comprar: cuperar
Conducir: yecar
Consejo: soviet
Cosa: vesche
Cuello: schiya
Culo: scharro
Cuchillo: nocho
Cuento: rascaso
Cuerpo: ploto

D

Decir: scasar
Delincuente: prestúpnico
Desnudo: nago
Destruir: cracar, rasrecear
Dinero: dengo
Diario: gasetta
Dientes: subos
Dios: Bogo
Disculpas: apología
Dormir: sasnutar, spatar
Dos: dva
Droga: drencrom, synthemesco, vellocet
Dulce: sladquino

E

Enfermo: bolnoyo
Entender: copar
Empezar: nachinar
Enojo: rasdrás
Entender: ponimar
Escuela: scolivola
Escuchar: slusar
Estimado: dorogo
Estúpido: glupo, schuto
Estrepitoso: gronco
Extraordinario: chudesño

F

Fantasía: meselo

G

Gato: coschca
Garganta: gorlo
Generoso: samantino
Grande: bolche
Gritar: crarcar, crichar, placar
Golpear: clopar, cracar, tolchoquear
Golpe: tolchoco
Guardia: chaso

H

Hablar: goborar
Hacer el amor: lubilubar, polear, unodós
Hermano: brato
Hombro: plecho
Horror: straco

I

Individuo: cheloveco, liudo, veco
Interesar: interesobar
Ir: itear, ucadir

J

Joven: molodo
Judío: yajudo

L

Labio: guba
Lastimar: bredar
Lavar: chistar
Leche: moloco
Lentes: ochicos
Lengua: yasicca
Listo: umno
Loco: besuño, naso
Llamar: clopar
Llave maestra: polillave
Llave: quilucho
Llevar: privodar
Lugar: mesto

M

Malo: maluolo
Mano: ruca
Manteca: maslo
Mamá: eme, ma
Masticar: munchar
Matar: ubivar
Miedos: puglio
Mierda: cala
Minuto: minuta
Mirar: smotar
Moneda: goli
Morir: cascar, snufar
Muchacha: débochca, ptitsa
Muchacho: málchico
Mujer: china, filosa, forella
Murmurar: chumlar

N

Navaja: britba
Noche: naito
Nombre: imya
Notable: samechato

O

Ocurrir: sluchar
Oficina: cantora
Oler: nuquear
Olor: vono
Ojo: glaso, vidrio
Orden: soviet
Oreja: uco

P

Palabra: slovo
Papá: papapa, pe
Pañuelo: tastuco
Patata: cartófilo
Pata: lapa
Pan: klebo
Pandilla: schaica
Pantuflas: tuflos
Pedazo: lontico
Pelea: bitha
Pelear: dratsar
Pequeño: malenco
Pensamiento: meselo
Pico: cluvo
Pie: noga
Pierna: noga
Pizca: duco
Policía: militso
Precioso: fons
Preocupación: silaño
Preparar: varitar
Prisionero: plenio

R

Rápido: scorro
Recoger: sobirar
Reír: smecar
Rico: bugato
Robar: crastar
Ropas: platis
Ruido: chumchum, svuco

S

Sacerdote: chaplino
Salpicadura: plesco
Sangre: crobo
Sarcástico: sarco
Secar: osuchar
Solo: odinoco
Sombrero: schlapa
Sonido: svuco
Sucio: grasño, mersco
Sueño: snito, spachca
Suicidarse: evaporarse

T

Taza: chascha
Té: chai
Terrible: uchasño
Testículos: yarboclos
Tetas: grudos
Timbre: svonoco
Tontería: chepuca
Trabajar: rabotar
Trastornar: rasrecear
Tres: tri
Tripas: quischcas

U

Uno: odin
Útil: polesño

V

Vaca: scotina
Valioso: dorogo
Ver: videar
Vida: chisna
Vientre: bruco
Viejo: dedón, starrio
Ventana: ocno
Voz: golosa

Z

Zapato: sabogo


*Nadsat-Español

miércoles, 25 de agosto de 2010

Mi profesor de guitarra quiere que yo toque así:



Pero yo quiero tocar así:

sábado, 21 de agosto de 2010

Amo su sonrisa.
Amo su pelo.
Amo sus rodillas.
Amo cómo se humedece los labios antes de hablar.
Amo su marca de nacimiento en forma de corazón en su cuello.
Amo cómo duerme.
Amo escuchar esta canción pensando en ella.
Amo como me hace sentir, como si todo fuera posible o como si vivir valiese... la pena.





...




...

Odio sus dientes torcidos.
Odio su corte de pelo de los 60s.
Odio sus rodillas nudosas.
Odio como se chupa los labios antes de hablar.
Odio su mancha de nacimiento con forma de cucaracha en el cuello.
Odio el sonido que hace cuando se ríe.
¡ODIO ESTA CANCIÓN!
Hay dos posibilidades: o ella es una malvada, un miserable ser humano desprovisto de sentemientos o... es un robot.
...

Si Tom había aprendido algo es que no puedes atribuir un significado cósmico a un suceso terrenal. Coincidencia, eso es todo, nada más que coincidencias... Tom finalmente había aprendido que no existen los milagros. No existía algo así como el destino. Él lo sabía, estaba seguro de ello ahora.

miércoles, 18 de agosto de 2010

You're so fuckin' special
But I'm a creep, I'm a weirdo.
What the hell am I doing here?
I don't belong here.

He's running out again,
He's running out
He's run run run running out...

lunes, 16 de agosto de 2010

"Con el tiempo he llegado a amar el secreto. Parece ser lo único capaz de hacer misteriosa o maravillosa la vida moderna. Basta esconder la cosa más corriente para hacerla deliciosa. Cuando ahora me marcho de Londres, nunca le digo a mi gente adónde voy. Si lo hiciera, dejaría de resultarme placentero. Es una costumbre tonta, lo reconozco, pero por alguna razón parece dotar de romanticismo a la vida. Todo retrato que se pinta de corazón es un retrato del artista, no de la persona que posa. El modelo no es más que un accidente, la ocasión. No es a él a quien revela el pintor; es más bien el pintor quien, sobre el lienzo coloreado, se revela. La razón de que no exponga el cuadro es que tengo miedo de haber mostrado el secreto de mi alma. No quiero desnudar mi alma ante las miradas entrometidas y superficiales. Nunca pondré mi corazón bajo su microscopio. Hay demasiado de mí mismo en ese cuadro, ¡demasiado de mí mismo! Un artista debe crear cosas hermosas, pero sin poner en ellas nada de su propia existencia. Vivimos en una época en la que se trata el arte como si fuese una forma de autobiografía. Y ésa es la razón de que el mundo no deba ver nunca mi retrato de Dorian Gray."

Oscar Wilde.

domingo, 8 de agosto de 2010

She's given up talking

She doesn't say a word
Even in the classroom
Not a dickie bird
Unlike other children
She's seen and never heard
She's given up talking
Don't say a word

You see her in the playground
Standing on her own
Everybody wonders
Why she's all alone
Someone made her angry
Someone's got her scared
She's given up talking
Don't say a word

Ah but when she comes home
It's yap-a-yap-yap
Words are running freely
Like the water from a tap
Her brothers and her sisters
Can't get a word in edgeways
But when she's back at school again
She goes into a daze

She's given up talking
She don't say a word