jueves, 29 de enero de 2009

Love

Love is real
real is love,
love is feeling,
feeling love,
love is waiting to be love.

Love is touch
touch is love,
love is reaching
reaching love,
love is asking to be love.

Love is you, you and me,
love is knowing we can be.
Love is free,
free is love,
love is living,
living love,
love is needing to be love.

viernes, 23 de enero de 2009

Las Crónicas de Narnia

La mañana siguiente caía una lluvia persistente, tan torrencial que al mirar por la ventana no se veían ni las montañas ni los bosques, ni siquiera el arroyo del jardín.
-¡Vaya, tenía que llover! -se quejó Edmund.
Acababan de terminar de desayunar con el profesor y estaban arriba en la habitación que éste les había reservado: una larga y estrecha habitación con dos ventanas que daban en una dirección y dos en otra.
-Deja de refunfuñar, Ed -dijo Susan-. Diez a uno a que despeja en una hora más o menos. Y mientras, no creo que nos aburramos. Hay una radio y cantidad de libros.
-No me interesan -declaró Peter-. Voy a explorar la casa.
A todos les pareció muy buena idea y así fue como empezaron las aventuras. Era una de esas casas que parecen no tener final, y estaba llena de lugares inesperados. Las primeras puertas que probaron conducían sólo a dormitorios desocupados, como todos habían supuesto; pero no tardaron en llegar a una habitación muy grande llena de cuadros, y allí encontraron una armadura completa; y la siguiente fue una habitación toda tapizada de verde, con un arpa en un rincón, y luego bajaron tres peldaños y subieron cinco, y a continuación apareció una especie de pequeño vestíbulo superior y una puerta que conducía a una galería y luego a una serie de habitaciones que comunicaban unas con otras y tenían las paredes llenas de libros; casi todos los libros eran muy antiguos y algunos eran más grandes que la Biblia de una iglesia. Casi a continuación se encontraron con una habitación que estaba totalmente vacía, a excepción de un enorme armario; uno de esos que tienen un espejo en la puerta. No había nada más en la estancia aparte de un moscón azul muerto en el alféizar de la ventana.
-¡Aquí no hay nada! -anunció Peter, y todos salieron en tropel; todos excepto Lucy.
La niña se quedó atrás porque pensó que valía la pena intentar abrir la puerta del armario, aunque estaba casi segura de que estaría cerrada con llave. Ante su sorpresa se abrió con facilidad y cayeron al suelo dos bolas de naftalina.
Al mirar dentro vio varios abrigos colgados, que en su mayoría eran largos y de piel. No había nada que a Lucy le gustara más que el olor y el tacto de la piel, así que se metió inmediatamente en el armario, se cobijó entre los abrigos y restregó el rostro contra ellos, dejando la puerta abierta, desde luego, porque sabía que era una soberana tontería encerrarse en un armario. No tardó en introducirse más en él y descubrió que había una segunda hilera de abrigos colgados allí dentro así que estiró los brazos hacia delante para no chocar de cara contra el fondo del armario. Dio un paso más -luego dos o tres- esperando siempre palpar el fondo de madera con la punta de los dedos; pero no lo encontró.
"¡Madre mía! ¡Este armario es enorme!", pensó Lucy, avanzando más aún, a la vez que apartaba a un lado los suaves pliegues de los abrigos para poder pasar. Entonces notó que había algo que crujía bajo sus pies. "¿Serán más bolas de naftalina?", se preguntó, inclinándose para palparlo con la mano. Pero en lugar de tocar la dura y lisa madera del suelo del armario, tocó algo blando, arenoso y sumamente frío.
-Esto es muy raro -dijo, y dio un paso o dos más al frente.Al cabo de un instante se percató de que lo que le rozaba el rostro y las manos ya no era suave piel sino algo duro y áspero e incluso espinoso.
-¡Vaya, pero si son ramas de árboles! -exclamó.
Y entonces vio que había una luz más adelante; no unos cuantos centímetros más allá donde debería haber estado la parte posterior del armario, sino bastante más lejos. Algo frío y blando le caía encima, y no tardó en descubrir que estaba de pie en medio de un bosque en plena noche con nieve bajo los pies y copos cayendo desde lo alto.

LAS CRÓNICAS DE NARNIA - C.S. Lewis

jueves, 22 de enero de 2009

El diario de Ana Frank

Domingo, 30 de Enero de 1944

Mi querida Kitty:
Otra vez estamos en domingo. Reconozco que ya no me parece un día tan horrible como antes, pero me sigue pareciendo bastante aburrido. Todavía no he ido al almacén; quizá aún pueda ir más tarde. Anoche bajé yo, sola en plena oscuridad después de haber estado allí con papá hace algunas noches. Estaba en el umbral de la escalera, con un montón de aviones alemanes sobrevolando la casa; sabía que era una persona por mí misma, y que no debía contar con la ayuda de los demás. Mi miedo desapareció, levanté la vista al cielo y confié en Dios. Tengo una terrible necesidad de estar sola. Papá se da cuenta de que no soy la de siempre, pero no puedo contarle nada. «¡Dejadme tranquila, dejadme sola!»: eso es lo que quisiera gritar todo el tiempo. Quién sabe si algún día no me dejarán más sola de lo que yo quiero...

Tuya.
ANA.

lunes, 19 de enero de 2009

JOHN LENNON

¿Qué puedo decir de mí mismo que no sepais ya gracias a esos que nunca mienten? Llevo gafas. Como nací el 9 de Octubre de 1940, no soy el primer Beatle. Es Ringo, nacido el 7 de Julio de 1940. Aunque no fue Beatle hasta mucho más tarde que el resto de nosotros, y estuvo tonteando en Butlins y eso antes de comprender dónde le guardaba su amargo destino. Mi familia la constituían cinco mujeres fuertes, inteligentes y hermosas, cinco hermanas. Resulta que una era mi madre. A mi madre, la vida la superaba. Era la menor y no sabía muy bien qué hacer conmigo, así que acabé viviendo en casa de su hermana mayor. Aquellas mujeres eran fantásticas. Un día haré una especie de saga sobre ellas, porque dominaban la situación de la familia. Los hombres eran invisibles. Yo siempre estaba con las mujeres. Las oía hablar de hombres y de la vida, y se enteraban de todo. Los hombres no. Aquella fue mi primera educación feminista. Lo más doloroso es no sentirse querido o comprender que tus padres no te necesitan tanto como tú a ellos. Cuando era pequeño, pasé por momentos en que prefería no ver las cosas desagradables, no deseaba saber que no me querían. El desamor acabó calando en mis ojos y en mi pensamiento. En realidad, nunca me quisieron. Si soy una estrella, es sólo a causa de mi represión. Nada me habría llevado a todo esto si yo fuese «normal». A veces me alegraba de no tener padres. Los parientes de mis amigos, en general, guardaban poco parecido con la humanidad. Tenían la cabeza llena de temores burgueses mezquinos. ¡En la mía estaban mis propias ideas! Me dedicaba a pasar el rato mientras en secreto esperaba encontrar a alguien con quien hablar. La mayor parte de la gente estaba muerta. Unos cuantos medio muertos. Eran fáciles de distraer. Casi nadie se libra de ello. Algunos no ven que sus padres, incluso a los cuarenta o cincuenta años, los siguen torturando. Siguen dominados por ellos, el pensamiento y la mente. Yo nunca tuve ese miedo a mis padres, ni ese afán de agradarles. Penny Lane es un barrio de las afueras, donde viví con mi madre, mi padre (aunque era marino, siempre estaba en alta mar) y mi abuelo. La calle se llamaba Newcastle Road.