martes, 30 de noviembre de 2010

Orgullo y Prejuicio

-Si una mujer disimula su afecto con igual habilidad ante el objeto que lo provoca, puede perder la oportunidad de hacer decidirse a éste; y entonces será mezquino consuelo suponer al mundo en igual ignorancia. Principiamos con una pequeña preferencia que es de lo más natural; pero hay pocas de nosotras que posean suficiente corazón para enamorarse de veras sin un estímulo. A Bingley le gusta, sin duda, tu hermana; pero puede no pasar de ahí si ella no le ayuda.

-Es que ella le ayuda cuanto le permite su modo de ser. Si yo soy capaz de notar sus miradas hacia él, tendría él que ser un simple para no descubrirlas.

-Recuerda, Elizabeth, que él no conoce el natural de Jane como tú.

Jane Austen.

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