- Os diré algo, señora – dijo Charcosombrío apartándose del fuego; cojeando debido al dolor -. Os diré algo. Todo lo que habéis estado diciendo es bastante cierto, sin duda. Soy un tipo al que siempre le ha gustado saber lo peor y luego le ha puesto la mejor cara que ha podido. Así pues, no negaré nada de lo que habéis declarado. Pero hay algo más que debe mencionarse. Supongamos que no hemos hecho más que soñar o inventar todas esas cosas: árboles, hierba, sol, luna, estrellas y al mismo Aslan. Supongamos que sea así. Entonces todo lo que puedo decir es que, en ese caso, las cosas inventadas parecen mucho más importantes que las reales. Supongamos que este pozo negro que tenéis por reino es el único mundo. Pues lo cierto es que me resulta muy poca cosa. ¡Qué curioso! No somos más que criaturas que han inventado un juego, si es que tenéis razón; pero nuestro mundo ficticio deja en mantillas a vuestro mundo real. Por eso voy a quedarme en ese mundo imaginario. Estoy del lado de Aslan incluso aunque no exista ningún Aslan para actuar de guía. Voy a vivir de forma tan parecida a la de un narniano como pueda, aunque no exista Narnia. Así pues, os doy las gracias por la cena que nos habéis ofrecido y, si estos dos caballeros y la joven dama están listos, abandonaremos vuestra corte al momento y marcharemos por la oscuridad para pasar nuestras vidas en la Tierra Superior. Sin duda nuestro tiempo no será largo, diría yo; pero eso no es una gran desgracia si el mundo es un lugar tan aburrido como decís.
Las Crónicas de Narnia: La Silla de Plata - Clive Staples Lewis.
1 comentario:
Yo creo que tenemos necesidad de inventarnos mundos mejores, o al menos más parecidos a nuestros sueños, porque la sociedad humana es incapaz de hacerlo en la práctica. La realidad es mediocre habitualmente, superficial, gris, y demoledora de nuestra sensibilidad. Sin compasión ni fantasía.
Por eso, mientras siga siendo así, los libros como éste siempre serán leídos.
Sin embargo, más allá de la mediocridad, la superficie y la estupidez que nos rodea, hay mundos maravillosos. Y no hay por qué meterse en un armario.
Basta con meterse en el corazón y en los pensamientos de quienes sí merecen la pena.
Pero si uno es perezoso y egoísta, queda la maravillosa opción de la queja autocompasiva y esas dos palabras tan sonoras:
"Mierda puta..."
P.S. Bienvenida al club de los pálidos con ojeras. La próxima reunión, esta noche en la gruta. Hará frío, así que vete bien abrigada. Llevaré botiquín, por si te suenas la nariz o si estornudas.
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